2016/02/29

Las proporciones del peronismo. Una breve aproximación

En la realidad política no es lo homogéneo lo que perdura. Es justamente lo contradictorio, lo heterogéneo lo que sí tiene vitalidad. De otra forma no podría entenderse la supervivencia del peronismo. En él sobreviven diferentes tendencias históricas, todas amoldadas a un estricto y gramsciano “teorema de las proporciones definidas”.  La derecha y la izquierda, los avanzados y los retardatarios, los traidores y los arribistas, el borracho y el perro; siempre en una proporción definida en cuanto a cuánta dirección y cuánta base, siempre verticalizada. Las bases en el peronismo casi siempre esperan las órdenes, a menos que quienes deban darlas, se encuentren fuera del radio de actividad. La resistencia peronista con el líder en el exilio, no esperaba, se autogestionaba. Uno esperaría igual conducta de los autoconvocados K, qué no caigan en obedecer o encolumnarse con dirigentes dudosos.

Muchas de las diferentes posiciones encontradas, casi siempre tienen su referencia en el mismísimo Perón, y de ahí cómo el líder aunaba lo diferente.  Desde su surgimiento en la escena política Juan Domingo Perón se enfrentó a diferentes coyunturas, con determinados aliados en determinadas situaciones, cambiando planes y aliados de acuerdo a sus previsiones tácticas. No siempre acertó, y eso por ejercer una conducción algunas veces solitaria y siempre demasiado vertical. No siempre, sus supuestos seguidores lo hicieron de forma acorde a la denominada “lealtad”. No pocas veces se impusieron las interpretaciones, una hermenéutica del decir del líder, para justificar el accionar autónomo. Hay un peronismo de los trabajadores, otro de los burócratas (sindicales y políticos), un peronismo de los doctores, otro de los empresarios, incluso hubo un peronismo militar, pero en su mayoría un peronismo arraigado en las masas populares. Hay un peronismo libertario y otro que siempre está dispuesto a negociar con los poderosos su integración.  Cada vez que se pone en marcha una reestructuración todos esos sectores quieren conducir. La derecha nunca dejó de tomar partido con respecto a quiénes deben conducir y de qué forma al peronismo. Para eso contó siempre con ese sector especulador. La izquierda en su gran mayoría se priva de hacerlo debido a un rasgo inercial de infantilismo.

2016/02/15

La teoría y la disputa por la verdad

El desarrollo de la teoría hoy no es algo que sea muy bien visto o que tenga demasiada buena prensa. Por una cuestión casi instintiva -desde el sentido común imperante al igual que desde las mismas usinas conceptuales del Establishment-, se recomienda no ahondar demasiado en nada que lleve algún rastro de abstracción ya que lo importante es el efecto, el resultado. Algo que, en medio de una cantidad de vulgaridades poco atractivas, se impondrá como sobresaliente, como exitoso; aunque esté condenado al desgaste, y que cualitativamente no se diferencia demasiado de lo que en su irrupción pudo distanciarse. Había resultado una diferencia de matiz, de contraste, pero no de propiedades básicas. Desde una visión conservadora o reaccionaria, la teoría resulta innecesaria o tal vez en esa afirmación se dé por sentado que no hace falta ninguna conceptualización nueva a la ya existente, encubierta ella como realidad fáctica.

Tampoco resulta demasiado convincente, el desarrollo teórico, a la luz de razonamientos propios a un sentido común transformador o libertario que privilegia antes que nada la experiencia y los resultados prácticos. En las últimas décadas, la mayoría de los discursos disruptivos como pueden ser el marxismo o el psicoanálisis, fueron cooptados en su casi totalidad por el Discurso de la Universidad; construyendo una visión hegemónica acerca de que no tienen otra condición de posibilidad más que en el seno del academicismo. Esto conlleva casi explícitamente la profundización de la división del trabajo, ahondando la grieta entre la labor intelectual y la manual. De esta forma la verdad de la teoría ya no es práctica, o en todo caso ella está referida al conocimiento indirecto, o sea, a la práctica de los otros. Que discursos transformadores hayan sido cooptados por el discurso académico, son el resultado de las grandes derrotas culturales sufridas a fines del pasado siglo. El academicismo como aparato ideológico de Estado viene así a absorber y acondicionar a saberes que tuvieron su irrupción por fuera de sí, aunque necesariamente ellos deban ser inscriptos en el desarrollo del Discurso de la Ciencia. La perspectiva  de esos discursos disruptivos terminó siendo sumamente crítica de lo que hoy los volvió a encerrar en los límites intrínsecos del pensamiento dogmático. Por esta cuestión señalada, la principal tarea teórica debiera ser romper con esos límites y desarrollarse en el territorio adecuado. Esto último sólo es posible en un proceso gradual de desconexión institucional con los principales enclaves del academicismo, para poder iniciar desde otros lugares un desarrollo autónomo  que apunte a una nueva institucionalidad. 

Los trabajadores, los movimientos sociales, los artistas, los poetas deben tener sus propios intelectuales, que piensen y definan con autonomía del sentido común académico, y que lo pongan también en tela de juicio. Desarrollar el discurso teórico desde esos territorios producirá un cambio sustancial en las relaciones de fuerza que enfrentan la supremacía de la verdad. Esto pareciera utópico si nunca hubiera existido. 

2016/02/08

La crueldad en la toma de posición

En la mayoría de las películas de acción la trama siempre impone la construcción de uno o varios personajes a los cuales en algún momento les debe llegar la justicia o el castigo. Esto conlleva la necesidad argumental de que el espectador desee fervorosamente que así sea. ¿Qué debe suceder para que el que pasivamente observa un film, tome partido y deje atrás la indiferencia o la neutralidad? Sin dudas resulta una pregunta interesante, para buscar a partir de ella algunos de los elementos que juegan decisivamente en la conformación del tomar posición. Si en las películas esto resulta paradigmático y sujeto a cierta temporalidad, habría que precisar que no son elementos tan distintos, los que están presentes en la información, en los noticieros; y que tienen la capacidad de formar opinión pública e incidir en las tomas de posiciones.

En lo referido a los films si se hace una apreciación rápida se podría decir que todo gira en torno a la identificación. El espectador puede encontrar en determinados personajes a sus equivalentes, no sólo en lo que a él mismo atañe sino también a personas de su círculo más cercano. Pero hablar nada más que de identificación es caer en un circuito especular y restringido, sin ver el porqué de la misma. Suponer que todo el mundo quiere que suceda un hecho justo y que triunfen los buenos no son expectativas tan acordes a lo que cotidianamente se vive. Tienen que haber otros elementos, para que se haga preponderante el deseo de justicia. Un elemento recurrente que permite que el espectador tome partido, es el de ser solidario con los que son víctimas de la crueldad humana. El dolor y el sufrimiento nunca logran pasar desapercibidos. El que infringe dolor, se pone al público en contra, casi como si fuera el victimario propio. Sin dudas esto se produce a través de la identificación, tanto de las víctimas como de los que vengarán el sufrimiento. No hay en este mecanismo nada de religioso ni humanista como tal vez se podría suponer. Todo lo contrario. El victimario debe ser ajusticiado y con rigor. Veamos un ejemplo.

En la película sueca We are monsters (2015) del género rape & revenge, es posible ver cómo se produce el secuestro de una joven mujer australiana, por parte de dos hombres que, no lo hacen para pedir rescate, sino para realizar con ella todos esos actos que les darán satisfacción a sus más sádicas pasiones. Ningún espectador les ofrecería la otra mejilla a esos personajes. Uno de ellos violará dos veces a la mujer en medio de llantos desconsolados. Ella en un momento de la trama logra escapar y logra en el intento que uno de sus perseguidores quede atrapado entre aspas metálicas que le trituraron gran parte del cuerpo como si fuera un embutido. Habiendo visto todo lo anterior a esa escena, ningún espectador podría espantarse, y mucho menos cuando la mujer se toma venganza del otro hombre, quien fuera precisamente quien la había violado. Ella logra atarlo a una silla, mientras él desde ese lugar le dice que cuando se libere la irá a matar, y violar nuevamente, aunque en ese caso sea el cadáver. Ella ya se predisponía a huir del lugar cuando al escuchar lo anterior, decide con un martillo abollarle completamente el miembro viril. Nadie podría solidarizarse con esos victimarios convertidos en víctimas. Cuando los villanos no hacen uso indiscriminado de la crueldad, es posible que se conviertan en personajes simpáticos, y que alguna vez despierten el deseo del público de que puedan ganar. Muy probablemente los villanos de Batman entren en esa categoría.

La presencia de la crueldad afecta la economía del goce, por eso no resulta indiferente y lleva a tomar posición. En política esto no debe descuidarse, aunque  a veces se pretenda hacer pasar la crueldad como revancha contra victimarios. El desarrollo y visibilización de las problemáticas de género, se dan en consonancia a esa imposible indiferencia.