2015/09/11

Hacia nuevos paradigmas

Si se realiza un balance crítico de lo acontecido políticamente en los últimos años, se puede aseverar que el 2001 quedó bastante atrás, pero tampoco lo suficiente como para dormirse tranquilos. En aquel año de los inicios del nuevo siglo la gobernabilidad democrática estaba en riesgo. Recordemos un poco. En las legislativas de octubre, el gran protagonista fue el por entonces denominado “Voto bronca”, a saber: abstención de cerca del 30%, voto en blanco, impugnados, gente que ponía en el sobre la foto de Bin Laden o la de Siete Sacos, y hasta algunas asquerosidades. Poco más de dos meses después, el presidente Fernando de la Rúa huía desde la Casa Rosada en helicóptero dejando vacante su cargo. Fue muy popular por ese entonces la proclama “¡Qué se vayan todos! ¡Qué no quede ni uno solo!”. Cinco presidentes pasarían en 10 días, para que asuma interinamente Eduardo Duhalde. Desde ese momento hasta la Masacre de Avellaneda sucedida el 26 de junio de 2002, el pueblo argentino estaba movilizado. El asesinato de dos militantes piqueteros aceleró la salida de Duhalde y el llamado prematuro a elecciones.

En 2003 con la deserción de Carlos Menem a participar de la segunda vuelta, llegaría Néstor Kirchner al gobierno con un exiguo margen, pero en poco tiempo lograría iniciar un proceso importante que pudiera contrarrestar la crisis de representatividad. A tono con los emergentes gobiernos progresistas de la región suramericana que encabezara el comandante bolivariano Hugo Chávez, el gobierno kirchnerista logró generar mayorías e incluso repolitizar en gran medida el escenario político argentino. Este proceso sigue abierto. Si en tal sentido no se abren nuevos argumentos y desafíos es posible que no se avance. Y como no existe el punto inmóvil, el retroceso sería inevitable. Por esta misma razón es imprescindible analizarlo desde lo local.

En Berisso

En tiempos democráticos en esta ciudad el peronismo nunca fue vencido, salvo los tiempos oscuros de la proscripción. Qué con la gesta heroica del 17 de Octubre del ’45 que encabezara Cipriano Reyes, y de la cual algunos no muchos sobrevivientes pueden aún contar, Berisso está marcada por una identidad principalmente obrera. En setenta años pasaron muchas cosas, entre ellas que las identidades políticas hayan perdido densidad y poder de atracción. No está demás señalarlo.
Recomponer la unidad entre gobernantes y gobernados, para generar una nueva militancia y un nuevo pacto social es una apuesta fuerte que en primer lugar interpela a las organizaciones políticas y principalmente a quien se convierta en la nueva conducción del municipio. Para ello hoy surgieron nuevos instrumentos para que eso sea posible. Algunos lograron instrumentarse en la gestión actual. Por ejemplo el Presupuesto Participativo a partir de 2010, movilizó a diferentes actores sociales como ser barriadas y clubes. Una plataforma que sería saludable que se implemente definitivamente es la que se conoce como Gobierno Abierto (OpenGov) consistente en abrir la gestión al conjunto de los ciudadanos a partir de la utilización de las nuevas tecnologías.

Consultados por este medio algunos referentes de la agrupación UNICA que conduce el candidato a intendente Juan Mincarelli, señalaron que para ellos resultará de gran importancia la utilización de los nuevos instrumentos tecnológicos para convertir a Berisso  en un Estado moderno. Hicieron hincapié también en el protagonismo que deben tener las instituciones intermedias, como también hacer que la gestión esté siempre presente en los barrios.

Un fluido ida y vuelta entre los que gobiernan y el resto de la ciudadanía es la condición principal para que la gestión sea eficaz. No alcanza con el acuerdo entre dirigentes, si la base no se mueve.

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