2015/01/08

El debate de las izquierdas y su encrucijada

La noticia de que el perro Santillán podría arribar al Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) de buena performance en las últimas elecciones, podría resultar importante, si uno no conociera cómo está hecho el palo de la izquierda. Sin embargo bajo el rótulo de izquierda, en el imaginario colectivo, entran diferentes variantes, que van desde el gubernamental Frente para la Victoria, hasta pequeños grupos anarquistas, pasando por las diferentes variantes trotskistas, maoístas, socialdemócratas, nacionalistas revolucionarias, autonomistas, y que en muchos casos son parte de las principales alianzas partidarias de la Argentina. Están como se había señalado en el FpV, pero también en el Frente Amplio- Unen que integran partidos tradicionales como el de los radicales, los socialistas y otros. Hay mucho grupo de izquierda que solamente se dedica al trabajo sindical, como otros a los movimientos sociales, lo que se dio en llamar la izquierda social. El espectro es sumamente variado y la crisis teórica que viene padeciendo la izquierda desde hace algún tiempo no da posibilidad de dirimir las diferencias a través de un debate que pueda llamarse riguroso. Es como la demultiplicación de las religiones, sólo es cuestión de fe.
El punto de partida era el acercamiento del Perro al FIT tal como aparentemente lo señalara el dirigente ferroviario, el Pollo Sobrero. El FIT es un frente en primer lugar de tres corrientes del trotskismo, que no permitirían la intromisión de grupos o personalidades no afines a sus principios. Tal como señalara mi amigo Daniel De Santis, todo lo que no cuadra con ese esquema es tildado de estalinista, y los estalinistas se convirtieron en su principal enemigo. Santillán viene de otro palo, del maoísmo. Lo veo difícil. Me gustaría que pudiese ser, pero lamentablemente gran parte de la izquierda aún sigue encapsulada en debates anodinos. Ojo no digo viejos debates, no digo debates de dinosaurios, sino debates anodinos, debates que se impusieron tras la derrota de las izquierdas revolucionarias a fines de los ’70. Obviamente que hoy los debates no son los mismos, pero lo que no debiera dejar de ser igual es el rigor teórico y político de los debates. Hace poco respondí que no existía el modo de producción socialista, que el socialismo es un proceso de transición entre dos modos de producción, a saber, el capitalista y ese que Marx denominaba como el imperio de “De cada cual según su capacidad y cada cual según su necesidad”. La sociedad de iguales, el comunismo. Afirmar la no existencia de un modo de producción socialista, me hizo pensar en qué estaba pensando, ya que de eso hoy ya no se habla. Aunque 40 años atrás era algo que ningún activista desconocía.
En los setenta el debate entre trotskismo y estalinismo había sido superado, o mejor dicho, eclipsado por otros debates más importantes. El problema era la vía de la revolución, lo otro quedaba como un debate de las izquierdas que apuntaban al parlamento, mientras desde el clasismo revolucionario se planteaba si era el foco, la insurrección o la guerra popular prolongada. Según los trotskistas tanto Guevara como Mao o Ho Chi Minh eran estalinistas. Para los estalinistas eran apresurados y posiblemente revisionistas.
Obviamente la izquierda tiene muchos debates viejos pendientes, pero muchos por hacer y que conciernen a la actualidad. Por ejemplo considerar a Evo, Correa o Chávez como reformistas resulta un síntoma grave.
La unidad de las izquierdas a pesar de todo no se realiza con debates programáticos, también se deben hacer, pero el punto de partida es la unidad de acción, el trabajo conjunto en los sindicatos, en los barrios, en la base. En la confianza que se gana sabiendo que el compañero enfrenta a un mismo enemigo. Sin eso el debate es metafísico.

Cuando todo indicara que el gobernador Daniel Scioli se hubiese convertido en el heredero del kirchnerismo tras 12 años de gobierno, y que sus principales contrincantes son Mauricio Macri y Sergio Massa, es cuando no deja de aparecer la necesidad de una izquierda que pueda torcer todo eso.

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